Hay muchas formas de clasificar a un inversor, pero la que a nosotros nos parece más útil (en alguien que está empezando) es la clasificación basada en la aversión al riesgo.
“Si tus inversiones no te dejan dormir, es porque estás asumiendo más riesgo del que deberías” es un refrán para recordar que la tolerancia al riesgo es un factor psicológico e individual que no debe ignorarse al momento de invertir.
La clasificación más simple divide a los inversores en tres perfiles según su aversión al riesgo. Esto resulta fundamental para saber qué instrumento financiero funcionará mejor y qué objetivo de rentabilidad podemos alcanzar.
Como profesionales de la administración financiera nos apoyamos en varios aspectos personales, económicos y fiscales de nuestros clientes para catalogarlos en alguno de los tres perfiles financieros.